Las mujeres han sentido atracción por las motocicletas desde sus inicios, aunque no se les concediera el permiso de conducción. En 1915, una madre y su hija recorrieron Estados Unidos de costa a costa, sentando un precedente.

En 1937, Sally Halterman fue la primera mujer en gozar los beneficios de tener un permiso de conducción y rodar legalmente. Desde entonces, las mujeres han descubierto en las motos experiencias únicas, construyendo comunidades y viajando por el mundo. Las motocicletas les brindan libertad y empoderamiento.

Por las razones que se exponen a continuación, las mujeres dejaron flechar su corazón por el motor de una motocicleta:

Porque una mujer en moto se siente capaz y decidida:

Cuando manejas una moto, sientes que el camino es tuyo y que tienes la certeza de saber hacia dónde vas. Súbete en una por primera vez y experimenta la libertad de elegir tu propio camino y tu propio destino.

Porque una moto es una terapia:

No importa cuántas veces subas a tu moto, siempre vas a sentir que es como la primera porque apenas aceleres, vas a olvidarte de tus problemas y con la ayuda del viento soplando en tu cara, vas a dejar atrás cualquier pensamiento que te atormente.

Porque vas a tener poder y total control:

Cuando manejes tu moto disfrutarás saber que eres tú quien está a cargo del control de la situación.

Porque una moto te permite ser más osada:

Cuando estés en una moto tendrás la tentación de atreverte a hacer piruetas o a rodar por caminos estrechos y algo rocosos para llegar al lugar que quieres o simplemente por pura diversión. Eso sí, siempre deberás ser precavida.

Porque una moto te da confianza en ti misma:

Según un estudio realizado con una importante compañía de motocicletas, las moteras se perciben ellas mismas como mujeres más seguras que las mujeres que no utilizan motocicleta.

Categorized in: